¿Qué es la mordida cruzada o mordida invertida?
La mordida cruzada, también conocida como mordida invertida, es una alteración de la oclusión en la que uno o varios dientes superiores muerden por detrás de los dientes inferiores, cuando lo normal es lo contrario. Esta discrepancia puede afectar tanto el plano anterior como el posterior y comprometer la función, la estética y el desarrollo óseo de la persona si no se trata a tiempo.
Se estima que alrededor del 10 % de la población infantil presenta algún tipo de mordida cruzada, lo que convierte a esta maloclusión en una de las más comunes durante el crecimiento. Sin embargo, también puede persistir en la edad adulta si no ha sido corregida en la infancia.
La mordida cruzada no es solo un problema estético, sino que tiene implicaciones funcionales, articulares y respiratorias. Por eso, su detección temprana y tratamiento adecuado son esenciales para garantizar un desarrollo facial armónico y una función masticatoria saludable.
Tipos de mordida cruzada
Existen diferentes tipos de mordida cruzada según la zona de la boca afectada y las estructuras comprometidas. A continuación, se detallan los principales:
Mordida cruzada anterior
Ocurre cuando los incisivos o caninos superiores quedan por detrás de los inferiores al cerrar la boca. Se asocia frecuentemente a problemas esqueléticos, como un crecimiento excesivo de la mandíbula o deficiencia del maxilar superior.
Mordida cruzada posterior
Afecta a los premolares o molares y puede presentarse de forma unilateral (solo en un lado) o bilateral. En estos casos, los dientes superiores muerden por dentro de los inferiores en los sectores posteriores.
Mordida cruzada dental vs. esquelética
- Dental: causada por una mala posición de los dientes sin afectación ósea.
- Esquelética: originada por una discrepancia en el crecimiento del maxilar o la mandíbula.
- En ocasiones, la mordida cruzada es mixta, es decir, combina factores dentales y esqueléticos.
Distinguir entre estos tipos es fundamental para elegir el tratamiento adecuado, ya que el componente óseo implica una intervención más temprana y específica.
Consecuencias de una mordida cruzada no tratada
La mordida cruzada puede derivar en una serie de problemas funcionales, estéticos y de salud oral si no se corrige a tiempo. Algunas de las consecuencias más frecuentes incluyen:
1. Desgaste dental prematuro
Al producirse un contacto anómalo entre los dientes, se generan fuerzas masticatorias desequilibradas, que provocan desgaste, fracturas o sensibilidad dental.
2. Dolor o disfunción en la articulación temporomandibular (ATM)
La mordida invertida puede alterar la posición de la mandíbula y generar sobrecarga en la articulación mandibular, lo que puede traducirse en ruidos articulares, dolor, bruxismo o limitación de apertura.
3. Desviación del crecimiento facial
En niños, la mordida cruzada puede condicionar una posición de la mandíbula con respecto al maxilar que genere un crecimiento asimétrico del rostro y desequilibrios estéticos que, si no se tratan, pueden requerir cirugías ortognáticas en la edad adulta.
4. Dificultades funcionales
La masticación, la deglución e incluso el habla pueden verse afectadas por la mala posición de los dientes y el mal engranaje entre los maxilares.
5. Compromiso estético y psicológico
Una sonrisa desalineada o una alteración facial visible pueden tener impacto emocional negativo, especialmente en etapas como la adolescencia.
Diagnóstico de la mordida cruzada
Detectar la mordida cruzada o mordida invertida de forma precoz es clave para un tratamiento eficaz. El diagnóstico incluye:
- Exploración clínica por parte del ortodoncista
- Estudio radiográfico y cefalométrico
- Fotografías extraorales e intraorales
- Modelos de estudio para analizar la mordida en tres dimensiones
La edad ideal para la detección temprana suele situarse entre los 5 y 7 años, cuando el crecimiento óseo aún puede redirigirse mediante ortodoncia interceptiva.
Tratamientos disponibles para corregir la mordida cruzada
El tratamiento de la mordida cruzada depende de varios factores: edad del paciente, tipo de maloclusión, causa (dental o esquelética) y presencia de otros problemas asociados. A continuación, se presentan las opciones terapéuticas más comunes:
Ortodoncia interceptiva (en niños)
Utilizada en edades tempranas (entre 6 y 10 años), la ortodoncia interceptiva permite modificar el crecimiento de los huesos maxilares y corregir hábitos orales nocivos. Las técnicas más empleadas son:
- Disyuntores palatinos o expansores maxilares, para corregir mordidas cruzadas posteriores esqueléticas.
- Placas funcionales para redirigir el crecimiento mandibular.
- Tratamiento de hábitos, como la respiración oral o la deglución atípica.
Ortodoncia fija o alineadores (en adolescentes y adultos)
Cuando ya ha finalizado el crecimiento óseo, se recurre a la ortodoncia fija con brackets o a alineadores transparentes para mover los dientes a su posición correcta.
En casos donde la mordida cruzada es dental, estos tratamientos suelen ser muy eficaces. Sin embargo, si el origen es esquelético, la ortodoncia por sí sola puede no ser suficiente.
Cirugía ortognática (en adultos con maloclusiones severas)
Cuando existe una discrepancia ósea significativa y el tratamiento de ortodoncia no es capaz de corregirla por sí mismo, se puede recurrir a la cirugía ortognática.
Este procedimiento combina ortodoncia pre y postoperatoria con una intervención quirúrgica para reposicionar los maxilares. Está indicado en casos severos de mordida cruzada esquelética no tratada en la infancia.
¿Por qué es importante tratar la mordida cruzada a tiempo?
Abordar la mordida cruzada de forma temprana es clave para evitar complicaciones estructurales, funcionales y estéticas en el futuro. Cuanto antes se detecte, más sencillo, corto y efectivo será el tratamiento, especialmente si se actúa durante el crecimiento.
Una correcta alineación dental y oclusión no solo mejora la estética, sino que garantiza una función adecuada de la masticación, habla y respiración, además de evitar sobrecargas en la articulación mandibular.
La mordida cruzada o mordida invertida no debe pasarse por alto. Su tratamiento es esencial para prevenir consecuencias a largo plazo que pueden afectar no solo la salud bucodental, sino también el desarrollo facial y la calidad de vida del paciente.
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